
Ciudad Cultural Konex, un ejemplo porteño de reciclaje arquitectónico
Vivimos en tiempos donde el reciclaje es fundamental para nuestras vidas. Pero también, al menos en la Ciudad de Buenos Aires, atravesamos una época en la cual la arquitectura moderna ocupa cada espacio que va quedando libre en una metrópoli donde los metros cuadrados valen fortunas. En ese contexto, resulta ejemplar el caso de la Ciudad Cultural Konex, ubicada en el sector conocido como Abasto en el barrio porteño de Balvanera, a pocos metros del populoso Abasto Shopping.
El Konex, como se lo conoce, es un lugar donde se realizan eventos culturales de los más variados, pero que tienen en común el color, la iluminación y la alegría de la gente que allí concurre. Pero esto no siempre fue así, ya que a principios de este siglo el sitio como lo conocemos no existía y, en ese lugar, se encontraba una fábrica abandonada.

LA FÁBRICA DE ACEITES, DE LA GRANDEZA A LA RUINA
El nacimiento de la Ciudad Cultural Konex tuvo lugar en 2003, pero para conocer bien la historia hay que remontarse a principios del siglo XX. Porque en 1929 llegó a la Argentina desde la neerlandesa ciudad de Róterdam la empresa agrícola Nidera, que entre otros lugares del país decidió establecer una fábrica de producción y envasado de aceites vegetales en la Ciudad de Buenos Aires.
El lugar escogido fue el barrio de Balvanera, más precisamente en el 372 de la calle Jean Jaures, entre Sarmiento y Valentín Gómez. Una propiedad con una especie de forma de L y 7 mil metros cuadrados cuyo diseño era muy característico de las fábricas de Buenos Aires y sus alrededores: paredes de ladrillo, amplios ventanales, arcos ornamentales y galpones con techos de chapa.
La aceitera, propiedad de una de los grupos empresarios más importantes de los Países Bajos, estuvo en funcionamiento durante casi 70 años hasta que en 1992 fueron cerradas sus puertas debido a una de las tantas crisis que atravesó el país a lo largo de su historia.
LA TRANSFORMACIÓN: DE LO TÉCNICO A LO ARTÍSTICO
El abandono duró 11 años. En ese tiempo la fábrica acusó recibo de la falta de mantenimiento diario y no sólo acumuló polvo y vegetación en su interior, sino que sufrió la rotura de los vidrios que adornaban la fachada de la calle Jean Jaures. Hasta que, en 2003, la Fundación Konex decidió adquirir la propiedad para devolverle vida y otorgarle un brillo que sus apagados muros nunca habían tenido.
La institución creada por el abogado y empresario argentino Luis Obsejevich en 1980 se encargaba de realizar eventos culturales en un espacio que tenían sobre la avenida Córdoba —también en Buenos Aires—, pero para fines de la década de 1990 le empezó a quedar chico ante el éxito de sus propuestas artísticas tan plurales como innovadoras.
Fue así que, tras intentarlo antes de la crisis económica de 2001, finalmente la Fundación adquirió la antigua fábrica aceitera en 2003. La licitación del proyecto la terminó ganando el estudio del prestigioso arquitecto italiano Clorindo Testa, que tuvo la difícil tarea de acondicionar el lugar a las necesidades del siglo XXI pero, a su vez, mantener la esencia de 1920.

Fue así como se inició un largo camino de tres años, que concluyó con la inauguración oficial en diciembre de 2016 pero que en el medio contó con aristas positivas y negativas. Las malas pasaron por el lado legal, pues en un principio Obsejevich denunció que el Gobierno de la Ciudad le había «cambiado las reglas de juego» al no otorgarle la habilitación por la falta de un tanque de agua y una rampa para discapacitados.
Sin embargo, las buenas contrarrestaron el mal trago y, de hecho, fueron muy significantes para darle impulso y hasta mística al nuevo recinto. Porque si bien la fecha de inauguración tomada como oficial data de diciembre de 2006 porque en ese momento se abrió al público, lo cierto es que en 2003 se realizó allí un festival llamado «Verano Porteño», del cual formaron parte, entre otros, artistas destacados como Luis Alberto Spinetta, Fito Páez y Gustavo Cerati. La realización de ese evento fue tomada como la inauguración simbólica para la Fundación Konex, que deseó que los artistas estuvieran en la antigua fábrica antes de cerrarla para su remodelación, en lo que fue una suerte de bautismo cultural.
Actualmente, la Ciudad Cultural Konex —con domicilio en Sarmiento 3131— es uno de los recintos culturales privados más importantes de Buenos Aires. Con su patio descubierto —donde se ve parte del edificio antiguo que da a la calle Jean Jaures—, la «Sala de las Columnas» y un auditorio para 626 personas conocido como la «Gran Sala», el sitio es la sede de eventos que van desde conciertos de numerosas bandas musicales hasta muestras de danza y tango, pasando por innovadores shows como «La Bomba de Tiempo», donde se combinan la percusión y las luces.
La existencia de la Ciudad Cultural Konex es un ejemplo que enseña que es posible crear cosas nuevas a partir de algo ya existente. Las calles de la zona de Abasto, hoy, se encuentran renovadas gracias a un espacio que no sólo llevó allí la cultura, sino que demuestra que cuando se quiere conservar el patrimonio histórico de una ciudad culturalmente tan rica como Buenos Aires, se puede. Y eso es algo que se debe celebrar.
Imagen destacada: Ciudad Cultural Konex.


2 Comentarios
mak
Fantastica arquitectura, siempre me parecio razonable convertir esos lugares tipo fabricas viejas, en lugares laborales o de reunión, ademas con excelente diseño
Martín Bugliavaz
¡Sí! Es excelente convertir algo viejo en algo que podamos usar hoy en día sin gastar fortunas y conservando patrimonio histórico.