
«Crímenes y jardines»: simbiosis entre una Buenos Aires antigua y la mitología griega
Cuando uno comienza a leer una obra policial, generalmente se topa ante dos posibles circunstancias: en la primera, la trama gusta e invita a resolver por cuenta propia un crimen; en la segunda, el desarrollo se hace tedioso y nos obliga a apurar al detective a resolver el misterio de una buena vez. En Crímenes y jardines de Pablo De Santis, la historia decididamente toma el primer camino.
La novela publicada en 2013 por el periodista y escritor escritor argentino es una secuela de El enigma de París y vuelve a tener como protagonista al novel detective Sigmundo Salvatrio, quien en este libro toma la posta que le dejó su fallecido tutor, el célebre Renato Craig. Y aunque entre una historia y la otra sólo pasaron cinco años ficticios, en Crímenes y jardines Salvatrio ya es un detective cuya experiencia le permite tomar casos en solitario.
Al igual que como ocurre con su predecesora, la ambientación es una de las partes más importantes de la novela. Mientras que en El enigma de París Salvatrio se repartió entre Buenos Aires y la capital francesa, en Crímenes y jardines sólo recorre las calles porteñas mientras intenta hallar pistas. En ese sentido, es interesante ver cómo De Santis describe la apariencia de la capital de la Argentina a fines del siglo XIX —todo transcurre en 1894— e incluso cómo menciona calles, edificios o sitios públicos reconocidos que en aquella época llevaban otros nombres.
«Un rato después la persistencia de los policías tuvo su premio y el cuerpo ya estaba tendido sobre el pasto, boca arriba. Atada a él, a la altura del abdomen, había una estatuilla de mármol. El asesino había sido meticuloso: la cuerda daba cuatro vueltas en torno al cadáver y a la estatua».
Pablo De Santis en Crímenes y jardines (2013)
De todas formas, lo trascendental de Crímenes y jardines es, nada más y nada menos, su brillante argumento. Porque a ese aire antiguo que ya de por sí tiene esta novela policial histórica se le suma la épica de la mitología griega, que juega un papel clave en la historia. ¿Cómo se combinan Buenos Aires y la Antigua Grecia? Simple: con un asesino culto e inteligente que mata a sus víctimas imitando relatos helénicos históricos. Así, los cuatro asesinatos más destacados se relacionan con célebres personajes mitológicos como Narciso, Acteón, Prometeo y Polifemo.
A su vez, como si la mitología griega no alcanzara para dotar a la novela de originalidad y misterio, en Crímenes y jardines también juega un papel preponderante la mítica Atlántida, cuyos jardines inspiraron a los personajes de la historia a crear el Club Sub Rosa, un grupo secreto que se dedicaba a debatir acerca de la filosofía de los jardines. Y es justamente en ese club, que está plagado de intereses ocultos, donde se produce el desencadenante que motivó al asesino a actuar.
Es sabido que actualmente las sagas tienden más a la cantidad que a la calidad. Sin embargo, hasta aquí De Santis con Crímenes y jardines logró mantener el estilo y la autenticidad que supieron distinguir a El enigma de París, e incluso hizo madurar literariamente a un detective al cual le sobran condiciones para hacerse un nombre dentro de la literatura policial.
Imagen destacada: Martín Bugliavaz.

