
«Diario de una pasión», la novela que le dio vida a la película
En muchas ocasiones, las grandes producciones cinematográficas gastan millones de dólares y no transmiten nada. Pero, afortunadamente, en muchos otros casos con un bajo presupuesto pueden contar una gran historia. Como ejemplo basta con ver Diario de una pasión, una película estrenada en 2004 y que dio a conocer al mundo la novela homónima del escritor estadounidense Nicholas Sparks.
La obra del norteamericano se publicó en 1996, inmediatamente se convirtió en un bestseller en los Estados Unidos y significó para el autor tener un nombre propio dentro del mundo de la literatura, pues fue su primer trabajo publicado a pesar de que anteriormente había escrito dos novelas —El paso y Los asesinatos reales—, que nunca llegaron a ver la luz.
EL PORQUÉ DEL NOMBRE
Puede parecer obvio, pero no lo es. El nombre de la novela tiene un significado más profundo de lo que puede parecer a simple vista, pues es fácil caer en el lugar común de pensar que se trata de las escrituras de un adolescente enamorado.
Lo cierto es que el dueño del diario es Noah, uno de los protagonistas de la historia. Allí él escribe todos los idas y vueltas que tuvo a lo largo de su vida su relación con quien es su esposa y el amor de su vida, Allie, con un objetivo conmovedor: recordarle a ella lo que vivieron juntos.
¿Por qué recordarle? Porque al llegar a la vejez, Allie sufrirá de Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa que le hará perder progresivamente todos sus recuerdos. Es así que toda la historia de la novela, en realidad, la conversación que Noah mantiene con su mujer al relatarle sus escritos.

UNA HISTORIA DE AMOR TERRENAL
El género romántico se ve muchas veces plagado de historias con argumentos básicos que además cuentan con finales felices cliché que se ven venir. Quizá por eso Diario de una pasión se destaca, pues cuenta los vaivenes de una relación que bien podría ser real.
Dos personas que se aman pero que no pueden estar juntas por los mandatos sociales establecidos en la década de 1940 en los Estados Unidos. Él pobre y ella rica en una sociedad donde los prejuicios valían más que los sentimientos, y donde los deseos personales se veían reducidos ante las expectativas familiares.
Por supuesto, es lógico pensar que se viene el final de cuento de hadas y que todo saldrá bien. Y así es, en parte, porque Noah y Allie pueden superar todos los obstáculos y finalmente estar juntos, siguiendo así sus propios sueños y no el de los padres de ella. Sin embargo, Sparks va más allá y no se queda con el típico «fueron felices y comieron perdices», sino que sigue la historia y muestra lo que viene después: la vida.
Porque puede parecer injusto que después de luchar y conseguir algo, con el tiempo eso no termine como uno lo espera. Pero justamente ese podría ser el mensaje que el autor nos quiere dar, es decir, que a pesar de conseguir lo que se desea, día a día hay que valorarlo y disfrutarlo, pues el tiempo pasa y es implacable. Indetenible.

Gracias a Hollywood, el mundo pudo conocer lo que contiene El diario de Noah y conmoverse con lo que tiene para contar Sparks a través de él. En este caso, la pantalla grande sirvió para difundir aún más una obra que merece ser leída y así conocer con lujo de detalles la historia que inspiró una de las películas románticas más recordadas de los últimos años.
Imagen destacada: Martín Bugliavaz.

