Literatura,  Mis historias de Buenos Aires

El Ateneo Grand Splendid: un sitio que logró superar la decadencia argentina

En Buenos Aires existe un lugar cuyo nombre es sinónimo de cultura tanto por su brillante presente como por su importante pasado. Ese lugar se encuentra en el elegante barrio de Recoleta y hoy en día es la meca de la literatura porteña. Sí, no hablo de otra cosa más que de la librería conocida como El Ateneo Grand Splendid.

Tal como ocurre con la librería Lello de Oporto, El Ateneo Grand Splendid cuenta con un edificio que la distingue y que logra que los ojos del mundo se posen en ella. De hecho, tan es así que, por ejemplo, la National Geographic en 2019 la calificó como «la librería más linda del mundo». Y motivos no le sobran, pues la arquitectura única del lugar cuenta, además, con una rica historia.

Una postal de otros tiempos: la fachada del Grand Splendid en 1930.

TEATRO, CINE Y RADIO: ESTANDARTES DE UNA ARGENTINA PIONERA

En donde hoy hay gente que va y viene recorriendo estanterías repletas de libros, otrora hubo gente quieta que también se deleitaba culturalmente, pero de manera distinta. Porque lo que actualmente es una librería, en sus inicios supo ser un cine-teatro que fue proyectado por el empresario austrohúngaro Max Glücksmann.

La construcción del edificio comenzó en 1917 y fue inaugurado en 1919 bajo el nombre de Grand Splendid. A partir de ese momento y tal como lo imaginó Glücksmann, el espacio terminó convirtiéndose en un faro cultural porteño pues supo acoger a tangueros de la talla de Roberto Firpo y Carlos Gardel, que incluso empezó su carrera musical grabando en el estudio de grabación que el sello Nacional Odeón había montado allí.

Sin embargo, el nombre Grand Splendid no sólo estaba asociado al teatro, sino que también se encontraba ligado al cine y a la radio, rubros en los cuales la Argentina fue pionera en Latinoamérica y el mundo, respectivamente. Porque la Argentina fue de los primeros países latinoamericanos en lucir los desarrollos relativos a la pantalla grande, al punto tal que durante décadas contó con una gran cantidad de salas que databan de principios del siglo XX, siendo el Grand Splendid una de ellas. Y con la radio ocurrió algo similar, pero a nivel mundial: en 1920 se realizó la primera emisión radiofónica en el país, que se convirtió en la primera de habla hispana en el mundo. Tan sólo tres años después, en 1923, nació dentro del edificio del Grand Splendid la Radio Splendid, que, a pesar de luego mudarse, mantuvo su nombre al mismo tiempo que se convirtió en una de las más icónicas del país.

El cine-teatro Grand Splendid por dentro en su época de esplendor.

EL RESURGIMIENTO COMO LIBRERÍA EN UNA ARGENTINA DECADENTE

Si a principios del siglo XX el Grand Splendid creció gracias a una Argentina desarrollada, hacia fines de ese mismo siglo se vino abajo al igual que un país que progresivamente se fue sumiendo en la pobreza. El teatro dejó de funcionar a fines de la década de 1980 y el cine logó mantenerse hasta 1999, aunque con una visible decadencia que lejos estaba de compararse con su época dorada.

Sin embargo, de las crisis muchas veces surgen las oportunidades. Y eso fue lo que ocurrió con el edificio del Grand Splendid, que en 1999 fue adquirido por el Grupo ILHSA, un fondo empresario que ese mismo año logró fusionar a las cadenas Yenny y El Ateneo y se convirtió en el líder del mercado librero. A partir de ese momento, el cine-teatro entró en una ardua remodelación que le demandó al Grupo ILHSA alrededor de tres millones de dólares: el subsuelo, las butacas y los palcos le cedieron su lugar a múltiples estanterías; el escenario fue ocupado por las mesas de un bar; y la cúpula pintada por el reconocido pintor ítalo-argentino Nazareno Orlandi fue restaurada para recuperar su esplendor.

Así, el 4 de diciembre del 2000 finalmente el Grand Splendid volvió a brillar, aunque ahora con un nombre más acorde a su nueva esencia: El Ateneo Grand Splendid. A partir de allí, una nueva y rica historia comenzó: se convirtió en la librería más grande de Sudamérica —cuenta con más de 2.000 metros cuadrados—, fue destacada por su belleza en los medios más prestigiosos del mundo y terminó de introducir en la Argentina el concepto de «megalibrería», algo que en aquel entonces fue toda una revolución en el mercado.

El Grand Splendid hoy: convertido en una librería reconocida mundialmente. Foto: Martín Bugliavaz.

Teatro, cine, estudio de grabación, emisora de radio y, décadas más tarde, una librería. El Ateneo Grand Splendid hoy se distingue por su imponente arquitectura y por el hecho de ser un punto destacado de la cultura porteña, pero también sería justo reconocer que el lugar tiene como mérito el haberse reinventado para sobrevivir a las distintas crisis que azotaron a la Argentina. Y eso, ya de por sí, es mucho decir.

Imagen destacada: Martín Bugliavaz.

Periodista y escritor. Me gusta contar historias.

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