
El Athletic de Bilbao: un grande español que cayó en el olvido
Actualmente, hablar de España a nivel futbolístico sólo da a lugar a hablar de dos equipos: Real Madrid y Barcelona. Blancos y blaugranas. Ahí termina el abanico de posibilidades de un país en el cual hoy en día sólo dos instituciones se pelean por todos los títulos domésticos, más allá de alguna esporádica —y casi milagrosa— interrupción.
Sin embargo, no siempre fue así la historia en ese territorio de la península ibérica. Porque hasta fines del siglo pasado existió una escuadra que le disputó los títulos locales a aquellos dos gigantes e incluso hasta la fecha sigue siendo el que más veces les ganó a ambos. Se trata del Athletic Club.

EL NACIMIENTO EN BILBAO Y UNA CURIOSA CONEXIÓN CON MADRID
Si bien su fundación se oficializó recién en 1901, la institución nació en 1898 en Bilbao, ciudad que es capital de Vizcaya, una de las provincias que forman parte del País Vasco español. Inspirados por los ingleses que aprovechaban sus tiempos libres para practicar un deporte que recién estaba viendo la luz, unos jóvenes bilbaínos tomaron la decisión de fundar un club propio que, en ese entonces, usaba una camiseta mitad blanca y mitad azul en honor al Blackburn Rovers inglés.
Con esos colores, el Athletic Club empezó a forjar su laureada historia, que inició con las conquistas consecutivas de las dos primeras ediciones de la Copa del Rey —en 1903 y 1904—, que con el paso del tiempo se convertiría en uno de los torneos que más veces ganó. Un año antes, en 1902, se quedó con la Copa de la Coronación —que se considera como la precursora de la Copa del Rey— tras vencer por 2-1 al Barcelona, pero con una curiosidad: lo hizo con el nombre Bizcaya tras unirse transitoriamente con otro equipo de la ciudad, el Bilbao Football Club, al que finalmente terminaría absorbiendo.
Esos prematuros éxitos llevaron al Athletic a ser uno de los clubes más populares de España junto al Real Madrid y Barcelona, algo que llevó a hacerlo trascender más allá de su ciudad y llegar a la capital del país. Fue así como en 1903 nació el equipo filial Athletic Club de Madrid, que sería importante por dos motivos: el primero está relacionado con el cambio en la camiseta, que se dio porque uno de los jugadores del conjunto madrileño —Juan Elorduy— viajó a Inglaterra, no consiguió la equipación del Blackburn y, por ende, compró la del Southampton; y el segundo tiene que ver con el nacimiento de otro importante club español como lo es el Atlético de Madrid.
Si bien durante los primeros años el equipo filial dependía del Athletic y por ende debían mezclar jugadores a la hora de competir porque no podían enfrentarse, en 1907 los madrileños obtuvieron su propio registro y empezaron a transitar su camino a pesar de estar ligados a la institución madre. El vínculo se terminaría de quebrar completamente en 1921, año en el cual el conjunto de la capital decidió independizarse tras notar que había adquirido una identidad propia que se fue construyendo al recibir simpatizantes capitalinos de clubes desaparecidos que habían sido absorbidos por el poderoso Real Madrid.
A partir de allí, quedaron establecidas dos instituciones que compartirían los colores de sus camisetas pero que se diferenciarían en el pantalón: mientras que el Athletic eligió el negro del Southampton, el Atlético de Madrid conservó el azul del Blackburn Rovers.

LAS RAÍCES VASCAS Y UNA DECISIÓN TRASCENDENTAL
Fue también durante sus primeros años de vida que el Athletic adoptaría —sin saberlo en ese entonces— una filosofía que perdura hasta el día de hoy. Una filosofía deportiva que tiene que ver con el País Vasco y que, depende cómo se la analice, puede ser o una virtud o un defecto.
El asunto es así: el Athletic no ficha jugadores que no tengan relación alguna con la tierra vasca. Pero esto no quiere decir que el futbolista debe haber nacido sí o sí en el País Vasco, sino que también se lo acepta si fue criado allí, si es hijo de vascos o si fue formado en las divisiones juveniles de otro club vasco.
Sin embargo, este modo particular de ser del club bilbaíno no surgió de un día para el otro, sino que se fue construyendo a través de distintos hechos que marcaron su historia. De todas formas, el que se considera como la piedra fundacional de este sentimiento vasco del club ocurrió en 1911, cuando la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) prohibió la contratación de jugadores extranjeros.
A pesar de que en las décadas siguientes la medida se revió, flexibilizó y luego abolió, el Athletic siguió jugando con futbolistas de su tierra, pues en aquel entonces su éxito había sido tan grande que la mayoría de los jugadores españoles provenían del País Vasco. Algo verdaderamente elocuente si se tiene en cuenta que esa región es de las menos pobladas de España.
De todas formas, hay un hito que se considera como el que terminó de decretar la filosofía vasca del Athletic y ocurrió en 1958. Ese año, el equipo rojiblanco conquistó la Copa del Rey tras vencer en la final por 2-0 al Real Madrid de Alfredo Di Stéfano, que llegaba al partido como campeón de España y de Europa. Un triunfo que impulsó al eufórico presidente del conjunto ganador, Enrique Guzmán, a dejar una frase que quedaría en la historia: «¡Con once aldeanos les hemos pasado por la piedra!».
La frase de orgullo expresada por Guzmán es, tal vez, la que mejor define la identidad del Athletic, que con el paso del tiempo ha mantenido su esencia a pesar de haber sufrido modificaciones, pues a diferencia de lo que ocurre actualmente, en otras épocas sí se restringía el acceso a futbolistas que no fuesen vascos.

¿EL TERCER GRANDE?
Aunque la cuestión acerca de quién sigue al Real Madrid y al Barcelona en cuanto a la importancia futbolística es un tema subjetivo y que lleva a largos debates, lo cierto es que el Athletic Club tiene argumentos totalmente válidos para declararse como el mejor dentro de los «terrenales» clubes españoles.
En principio, uno de los puntos que tiene a su favor es que fue una de las tres instituciones que disputaron todas las ediciones de la máxima categoría española desde su inicio en 1928. ¿Quiénes son los otros dos? Sí, son Real Madrid y Barcelona. En resumen, el club vasco es uno de los privilegiados tres que nunca descendieron a la Segunda División.
Si de palmarés se habla, tampoco se queda atrás. Aunque bastante rezagados, los vizcaínos son los terceros en cuanto al total de títulos domésticos oficiales (34), por detrás —por supuesto— de Barcelona (74) y Real Madrid (65). De ese total, 23 corresponden a la Copa del Rey, el trofeo que mejor le sentó a lo largo de su historia y del cual fue el máximo ganador por décadas, hasta que Barcelona le quitó el honor en 2009 al relegarlo a una segunda posición que todavía ocupa. En cuanto a ligas, con 8 conquistas se encuentra en el cuarto escalafón, siguiendo al Real Madrid (33), Barcelona (26) y Atlético de Madrid (10).

Por otra parte, a pesar de estar abajo en el historial, el Athletic es el club que más veces les ganó tanto al Real Madrid como al Barcelona, con los cuales, en general, se produjeron reñidos partidos. Con el Merengue disputa el «Viejo clásico», el segundo duelo futbolístico más repetido de España por detrás del Real Madrid-Barcelona (que lo superó en la temporada 2011/2012) y cuya ventaja está a favor de los capitalinos por 115-75. En cuanto al cruce con los catalanes, la cuestión no varía mucho: los blaugranas lideran 114-77.
La caída del gigante vasco comenzó a partir de la década de 1980. Fue en esos años cuando ganó sus últimos títulos y a partir de allí cedió un terreno que hoy parece ya imposible de recuperar. No sólo ante el Real Madrid y el Barcelona, sino también ante otros equipos que crecieron considerablemente desde esa época hasta entonces, como el Atlético de Madrid —que resurgió con la llegada de Diego Simeone—, el Valencia o el Sevilla. Tanto los madrileños como los valencianos superaron al Athletic en el acumulado de puntos históricos de la Primera División y los sevillanos tuvieron una explosión impensada al conquistar desde el 2005 seis títulos internacionales, un debe en el amplio palmarés de los vascos.
Al hacer un análisis de los motivos que llevaron al Athletic a tal declive, la filosofía deportiva que los caracteriza aparece como uno de los principales. Porque si bien en otra época fue una ventaja jugar con futbolistas oriundos de una tierra donde crecían a mansalva los mejores jugadores de este deporte, en la actualidad es imposible plantarse ante clubes que son verdaderas selecciones al contar con jugadores de cualquier parte del mundo.
De todas formas, la grandeza del Athletic no deja de impresionar. Aun viéndose en desventaja ante esos grandes equipos repletos de figuras, nunca dejó de ser protagonista ni en las ligas ni en las Copas del Rey, donde casi siempre terminó sucumbiendo ante el Barcelona. Incluso, en 2012 llegó a la final de la Europa League de la mano de Marcelo Bielsa, quien renovó el espíritu de lucha del club a pesar de caer ante el Atlético de Madrid, el club surgido de sus entrañas.
Actualmente, el Athletic Club alcanzó esta temporada una nueva final de la Copa del Rey, donde se enfrentará a su clásico rival vasco: la Real Sociedad de San Sebastián. Allí, tendrá la oportunidad de volver a levantar después de 36 años una copa que lo catapultó a la grandeza desde el principio de los tiempos y que hizo que sus colores, el rojo y el blanco, estuvieran en las tapas de todos los diarios y revistas. Una excelente ocasión para recordarle al mundo que España no es todo Real Madrid y Barcelona. De mostrar que no todo gira en torno a la capital o a Cataluña, sino que allí también se encuentra el orgulloso País Vasco, con el Athletic de Bilbao como su mejor representante.
Imagen destacada: Athletic Club.

