
El lamentable final de la Casa Benoit de San Telmo
Imaginemos que se tira abajo un edificio en un lugar protegido como el casco histórico de Madrid. O que de la noche a la mañana desaparece una pintoresca casa de estilo antiguo en una zona culturalmente valiosa de cualquier lugar de Europa. Ese hipotético escenario aparecería contado en todos los noticieros del mundo, incluso en los argentinos. Por supuesto, que algo así ocurra en otros lares es difícil, pero en la Argentina sucedió y, lo que es peor, casi nadie se enteró.
El casco histórico de la Ciudad de Buenos Aires está comprendido por varios barrios, entre los cuales se encuentra San Telmo, que es conocido por sus edificaciones antiguas. Un ejemplo de ellas era una casona ubicada en la esquina de la calle Bolívar y la avenida Independencia, que además tenía la característica de ser la casa donde vivió Pedro Benoit, un ingeniero y arquitecto argentino de ascendencia francesa que tuvo importante injerencia en el diseño de la ciudad de La Plata. Aunque, claro está, ni ese detalle importó a la hora de ser demolida.
LA INCOMPRENSIBLE DESTRUCCIÓN
En el 2008, la casa en cuestión ya pertenecía a la empresa Agro Bolívar S.A., que a través de su apoderado, Francisco Martignone, le solicitó en enero al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires la inmediata demolición de su propiedad, alegando que corría el riesgo de derrumbe. Para eso —y a pesar de que es sabido que San Telmo forma parte de una zona urbana protegida de la ciudad—, la firma presentó un informe técnico elaborado por el arquitecto Federico Luis Witko, en el cual se justificaba la demolición total.
El gobierno porteño tomó cartas en el asunto y, a través del área de Supervisión del Patrimonio Urbano, envió al arquitecto Walter Gómez Diz para corroborar lo expresado en el informe de Witko. Tras inspeccionar el inmueble, se llegó a la conclusión de que era necesario hacer reformas para prevenir derrumbes en la fachada, pero nunca se ordenó una demolición total, que fue lo que ocurrió el primer día de mayo de ese año. Sí, leyó bien. En un día, y en pleno siglo XXI, se demolió una propiedad histórica de Buenos Aires de manera ilegal.

LAS CONSECUENCIAS Y LOS RECLAMOS
A raíz de lo ocurrido, y más allá de las excusas argumentadas, tres personas fueron inhabilitadas para desempeñarse profesionalmente en la ciudad. Uno de ellos fue el ingeniero Ángel Esteban Palacios, el representante técnico de Agro Bolívar S.A.; otro fue Witko, al cual se acusó de hacer caso omiso de las regulaciones de la ciudad en cuanto a patrimonio protegido, a pesar de contar con años de trayectoria en su profesión; y, por último, Marcelo Fabián Heredia, el dueño de la empresa de demoliciones que llevó a cabo la obra. Mientras que los primeros dos no podrán firmar en Buenos Aires por 15 años, Heredia y su empresa no podrán trabajar más allí. Por otra parte, a Agro Bolívar se le impuso una multa económica y, del total demolido, sólo podrán construir el 70%.
De todas formas, las medidas adoptadas no fueron suficiente para los ciudadanos. En primer término para los vecinos de San Telmo, que desde el día uno denunciaron la maniobra ilegal realizada en una de las esquinas de su barrio y que, incluso hoy en día, piden la construcción de una plaza en ese lugar —a la que quieren bautizar como Pedro Benoit— a modo de restauración por los daños causados, que claramente son irreparables.
Pero la indignación no fue sólo porteña, sino que las voces de descontento se hicieron escuchar a 56 kilómetros de Buenos Aires. Claro, porque a los habitantes de La Plata no les gustó ni un poco lo que ocurrió con la vivienda de uno de los responsables del estilo urbanístico de su ciudad y, a través del intendente en aquel entonces, Pablo Bruera, le hicieron llegar al Gobierno de la Ciudad sus reclamos.

QUIÉN FUE BENOIT
Pedro Simón del Corazón de Jesús Benoit fue un ingeniero y arquitecto argentino (1836-1897). Su figura es relevante en el país, pues fue responsable de diseñar muchos edificios emblemáticos de distintas ciudades de la nación, como la Catedral de Mar del Plata o el Museo Etnográfico, que en sus inicios fue sede de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.
Sin embargo, a pesar de haber dejado su huella en la capital argentina, su nombre cobra mucha fuerza cuando se lo relaciona con La Plata. Fue allí que craneó las obras que lo distinguen, pues son de las más importantes de aquella ciudad: el edificio principal del cementerio, la residencia de Dardo Rocha —el fundador de La Plata— e incluso la célebre catedral.
Aunque sus obras son conocidas, no tanto su figura y, de hecho, hay varios mitos que circulan que no son ciertos. Uno de ellos es acerca de su nacionalidad, que creen que es francesa. Lo cierto es que nació en Buenos Aires y tal vez la equivocación derive del hecho de que su padre, Pierre, también fue arquitecto, ingeniero y trabajó en la Argentina, pero sí era francés (y de hecho, el equivalente de su nombre en español es Pedro). Por otro lado, generalmente a Pedro se le atribuye haber diagramado el trazado de La Plata, algo que no es del todo cierto. La UNESCO realizó una investigación que confirmó que el diseño fue aportado por el arquitecto Juan Martín Burgos, que le presentó a Dardo Rocha —en ese entonces gobernador de la Provincia de Buenos Aires— el proyecto de la ciudad que, luego de ser elegido, sería llevado adelante por el Departamento de Ingenieros, con Benoit a la cabeza.

LA ESQUINA EN LA ACTUALIDAD
A pesar de los reclamos de porteños y platenses, el necesario espacio verde nunca se concretó. La esquina donde supo estar la vivienda de Benoit se mostró vacía y abandonada por años, hasta que las obras empezaron. Aunque, claro está, no para la creación de una plaza.
Hoy en día, en el lugar se erige un edificio que todavía está en plena construcción y que se conoce comercialmente como «Alto Grande Independencia». El proyecto, de la firma «M&M Propiedades», consta de un total de 8 pisos con 17 departamentos cada uno. Una moderna edificación que, además de cimentarse en el lugar donde supo estar una casona que nunca debió haber desaparecido, dista totalmente del urbanismo de un barrio antiguo como San Telmo. Una muestra más de que, como sugiere el famoso dicho, el dinero mueve montañas. O, en este caso, sitios históricos.
Imagen destacada: La Urdimbre.

