
El Museo de la Inmigración de Buenos Aires: restauración arquitectónica y cultural
Argentina es un país que siempre se encuentra dividido por dos corrientes de pensamiento, sin importar el ámbito del cual se trate. Es por eso que muchos, tomando una postura defensora de los derechos de los pueblos originarios que habitaron y habitan lo que hoy es suelo argentino, defenestran todo lo relativo a lo extranjero. Pero lo cierto es que los extranjeros que dejaron sus patrias para migrar hacia la Argentina contribuyeron enormemente a construir la idiosincrasia nacional y el Museo de la Inmigración de Buenos Aires es testigo de ello.
En realidad, lo que hoy es un museo muchísimos años atrás supo ser un hotel que recibió inmigrantes de todas las latitudes del planeta. Unos inmigrantes que, por diferentes motivos y en diferentes épocas, eligieron a la Argentina para empezar una nueva vida.
El edificio, que en 1990 fue declarado Monumento Histórico Nacional, está emplazado en el barrio porteño de Retiro a pocos metros del Puerto de Buenos Aires. Y la ubicación —como el lector podrá imaginar— no estuvo librada al azar, pues la idea fue que quienes arribaran por barco a Buenos Aires tuviesen cerca un lugar donde quedarse durante sus primeros días en el país hasta que pudieran conseguir un empleo y, a posteriori, una vivienda.

UNA HISTORIA REPETIDA EN LA ARGENTINA: APOGEO Y ABANDONO
La idea del Hotel de Inmigrantes nació en 1857, cuando la recién fundada Asociación Filantrópica de Inmigración creó el primer edificio que albergaría a los inmigrantes recién llegados a la Argentina. Aquella primera sede de lo que más tarde sería el hotel estaba ubicada en lo que hoy en día es la esquina de las porteñas avenidas Corrientes y Alem y funcionó hasta 1874.
Desde 1874 hasta 1888 los inmigrantes estuvieron repartidos en diferentes sitios, pero el más reconocido es el edificio que estaba emplazado en el actual 1250 de la calle Cerrito, que muchas veces suele ser considerado como el segundo Hotel de Inmigrantes.
A partir de 1888 los inmigrantes fueron acogidos en un edificio conocido como «Rotondo», que, a pesar de tratarse de una estructura poligonal, a lo lejos parecía poseer forma circular. Y ya en 1911 entraría en funciones el último y definitivo Hotel de Inmigrantes, ubicado en el 1355 de la calle Antártida Argentina de Retiro y cuya construcción había comenzado en 1906. El «Rotondo», por su parte, cuando dejó de albergar a los inmigrantes fue demolido para darle paso a la Estación Retiro del Ferrocarril Mitre, una de las más lujosas e importantes de la Argentina.
El Hotel de Inmigrantes, que contaba con cuatro pisos y podía recibir hasta 3000 personas, funcionó hasta 1953, año en el cual perdió su razón de ser en una Argentina que ya había adquirido otra dinámica. Sin embargo, a lo largo de todos sus años de funcionamiento el hotel fue el sitio en el cual miles de inmigrantes de distintas partes del mundo no sólo tuvieron un techo bajo el cual dormir, sino que también recibieron comida, atención médica y clases de castellano. Todo eso, que no tenía ningún costo para los recién llegados —al menos durante los primeros cinco días—, contribuyó a la construcción de un nuevo modelo de país en el cual los inmigrantes tuvieron un papel preponderante en el desarrollo de su economía, pues no sólo eran mano de obra para la industria argentina sino que, además, lograron establecer comercios afines a las actividades que desarrollaban en sus lugares de origen y aportaron sus conocimientos para la proliferación de los más variados oficios.
LA NECESARIA RESTAURACIÓN Y SU CONVERSIÓN A MUSEO
Sucio, destruido y desolado. Así estaba el Hotel de Inmigrantes hacia el año 2010, cuando el histórico edificio empezó a ver una pequeña luz al final del túnel. Es que para ese entonces la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) estaba buscando un lugar para hacer una intervención artística y, después de una recorrida por Buenos Aires, fue el hotel el que resultó elegido.
La intervención conocida como «Migrantes», realizada por el artista francés Christian Boltanski, fue sólo el inicio de una obra restauradora que le devolvería la vida al Hotel de Inmigrantes, que en 2013 abrió nuevamente sus puertas pero bajo otro nombre: el Museo de la Inmigración. Allí, los visitantes pueden recorrer las instalaciones que supieron dar abrigo a los inmigrantes de fines del siglo XIX y principios del siglo XIX e incluso encontrar ropas y objetos que en algún tiempo les pertenecieron, así como también toparse con fotografías, obras de arte y un barco a escala que se roba todos los flashes de los celulares.
Este espacio, que además alberga al Centro de Arte Contemporáneo, actualmente es vital para los argentinos. No sólo porque allí se pueden consultar datos específicos sobre el arribo al Puerto de Buenos Aires de aquellos antepasados que llegaron al país desde distintas partes del mundo, sino porque, además, es uno de los tantos vestigios de aquellos tiempos en los cuales los migrantes dejaron sus viejas y devastadas patrias para moldear a otra más joven y llena de oportunidades.
Imagen destacada y galería de imágenes: Martín Bugliavaz.


2 Comentarios
Marta Nunes
Estoy buscando datos para acceder a algún archivo de inmigrantes anterior a los años1914—Procedente de Portugal, agradeceré la informacion que me permita rastrear el ingreso de mis abuelos portugueses que se conocieron en Buenos Aires, y supieron formar una familia ejemplar..Gracias
Martín Bugliavaz
¡Hola, Marta!
Antes que nada, disculpas por la demora en mi respuesta. No sé si te servirá o ya lo habrás averiguado, pero en el Museo de la Inmigración podés solicitar esa información y también a través de la web del CEMLA (https://cemla.com/). A veces algunas personas no figuran registradas dependiendo el puerto por el cual hayan ingresado a la Argentina, pero al menos es un buen punto de partida.
¡Saludos!