
«Gambito de dama», una serie que va más allá de un deporte
Gambito de dama es la errónea traducción al español que se le dio a The Queen’s Gambit, una de las series más vistas de Netflix en el 2020 y cuya traducción literal es Gambito de reina. Sin embargo, la historia presentada por la plataforma estadounidense excede a la pantalla chica, pues en realidad es una adaptación de la novela homónima que el californiano Walter Tevis publicó en 1983.
De todas formas, al leer la novela del escritor norteamericano no quedan dudas de que la adaptación cumplió con creces su función. Es que Netflix no sólo supo captar la esencia de la novela, sino que, además, la realizó de manera impecable al punto tal de que no hay ninguna diferencia relevante entre el relato narrado en el libro y las escenas vistas en una serie que se popularizó por el abanico de temas que abarca.
Uno de ellos, y claramente central, es el ajedrez. La historia ambientada en la década del 50 y protagonizada por la joven prodigio Beth Harmon (interpretada en la serie por la estadounidense Anya Taylor-Joy) brinda pormenores del ambiente de un deporte que no es de los más populares del mundo, con lo cual la originalidad es aun mayor. El título, además, hace referencia a él, pues el gambito de reina es uno de sus tantos movimientos de apertura.

Otro aspecto interesante de la historia que se desprende del mundo del ajedrez es el feminismo. Pero aquí es importante destacar que ni la novela ni la serie plantean una discriminación hacia la protagonista por parte de sus contrincantes masculinos, sino que muestran una realidad que tiene que ver con que en la élite de ese deporte las mujeres son pocas en comparación con los hombres, y especialmente en el año en el cual Tevis publicó el libro. Lo que tiene que ver con el feminismo, en realidad, fue la interpretación que muchos de los medios de comunicación le dieron a la serie por el sólo hecho de que la protagonista sea una mujer que triunfa en un mundo de hombres, pero lo cierto es que muchas ajedrecistas reconocidas —como la húngara Judit Polga o la española Ana Matnadze— han rechazado la idea de que el ambiente del ajedrez sea machista.
Por otra parte, el alcoholismo y la drogadicción también forman parte del argumento de Gambito de dama, en el que Beth acude a diferentes bebidas alcohólicas y a los ansiolíticos para buscar enajenarse de todas las emociones que la invaden al transitar desde tan joven ese difícil e injusto camino de la fama que muchas veces deben recorrer los deportistas. Y con los ansiolíticos, que en la historia son descriptos como pastillas verdes, Tevis dejó inmortalizada la fuerte adicción que generaron drogas como el Librium —que es un clordiazepóxido, una variante de las benzodiacepinas— durante gran parte del siglo pasado, en el cual se recetaban no sólo para tratar la ansiedad, sino también la depresión.

Y, por último, uno de los grandes atractivos que posee Gambito de dama es la Guerra Fría. ¿Qué tiene que ver con el ajedrez ese conflicto que separó a estadounidenses y soviéticos? Mucho, porque el deporte nunca está exento de la política y el ajedrez, ampliamente dominado por los soviéticos en la época en la cual está ambientada la historia, no fue la excepción. Tevis describe en su novela a los ajedrecistas de la Unión Soviética como los mejores del mundo, además de atribuirles rasgos como la seriedad, la sobriedad y la frialdad a la hora de jugar. Y en el sentido opuesto ubicó a Beth, la representante de los Estados Unidos destinada a terminar con la hegemonía de los soviéticos en el ajedrez, una idea que tranquilamente podría compararse con la de Rocky IV, una película estrenada en 1985 —dos años después de que se publicara Gambito de reina— y que enfrenta al popular boxeador ficticio estadounidense con su par soviético Iván Drago. Algo que no suena descabellado si se tiene en cuenta que, por ejemplo, tanto los Estados Unidos como la Unión Soviética intentaron boicotear los Juegos Olímpicos organizados por ambos también en la década de los 80; mientras que los estadounidenses no asistieron a Moscú en 1980, los soviéticos hicieron lo propio en 1984 al no acudir a Los Ángeles.
«El soberbio ajedrez de los grandes maestros Robert Fischer, Boris Spassky y Anatoly Karpov ha sido fuente de placer para jugadores como yo mismo durante años. Sin embargo, como Gambito de dama es una obra de ficción, me pareció prudente omitirlos del reparto de personajes, aunque solo fuera para evitar contradicciones en lo que se cuenta».
Nota de Walter Tevis en Gambito de dama
No siempre ocurre que las adaptaciones de los libros sean iguales o mejores que la historia original, pero podría decirse que la serie de Netflix le hizo justicia a lo creado por Walter Tevis en Gambito de dama. De todas formas, aunque así no fuere, al menos debemos agradecer que le devolvió la vida a un libro de casi 40 años que vale la pena leer.
Imagen destacada: Netflix.


2 Comentarios
maksim20032
Buenisimo Martin, no sabia esto «..tanto los Estados Unidos como la Unión Soviética intentaron boicotear los Juegos Olímpicos organizados por ambos también en la década de los 80..» xDD
Martín Bugliavaz
¡Sí! Claramente la Guerra Fría abarcó todos los ámbitos y el deporte no fue la excepción.