Héctor Bianciotti: el escritor argentino con apellido italiano que triunfó en Francia
Si a uno le preguntan acerca de una relación literaria entre la Argentina y Francia, seguramente lo que primero se le venga a la mente sea la figura de Julio Cortázar, uno de los más prestigiosos escritores argentinos que, sin embargo, residió en Francia la mayor parte de su vida y que incluso hablaba el español con el inconfundible acento francés. Sin embargo, hay un nombre poco conocido que, a diferencia de Cortázar, se volvió exitoso escribiendo en francés: Héctor Bianciotti.
Nacido en Córdoba en 1930, Bianciotti —que era descendiente de inmigrantes italianos— emigró a Europa a sus 25 años dispuesto a no volver a su patria, en donde sufrió durante muchos años el hecho de vivir en el campo, donde no era feliz. Interesado por la literatura, la actuación y el cine, el cordobés dio sus primeros pasos en el Viejo Continente en Italia, la tierra de sus antepasados, donde primero estuvo en Roma para después recalar en Nápoles. No obstante, tanto en la capital como en la ciudad sureña las cosas no fueron como esperaba, pues no encontró la manera de sostenerse económicamente mientras intentaba introducirse en el mundo del cine.
Fue por eso que en 1956, un año después de su arribo a Italia, Bianciotti decidió trasladarse a España. Más precisamente en Madrid, el cordobés logró adentrarse en el ambiente del séptimo arte tras conseguir algunos papeles menores que compaginó con otros trabajos que, a diferencia de lo ocurrido en la península itálica, le permitieron sobrevivir.
Pero donde verdaderamente cambiaría su destino sería en Francia, país al cual se mudó en 1961 tras cinco años en la capital española. Allí, en la tierra de grandes escritores como Julio Verne, Victor Hugo, Gaston Leroux o Alejandro Dumas, Bianciotti comenzaría a forjarse un nombre como artista. Pero no como actor o cineasta, que era su objetivo inicial, sino como escritor.
Más allá de que el giro en su destino puede sonar sorpresivo, en realidad no lo fue tanto. Porque Bianciotti, a pesar de ser argentino y de tener raíces italianas, siempre amó la lengua francesa. Ya desde la adolescencia se interesó en la obra del escritor francés Paul Valéry, hecho que lo llevó a aprender el francés de forma autodidacta y que le sirvió, ya estando en Francia, para trabajar primero en la editorial Gallimard y más tarde en reconocidos medios como Le Nouvel Observateur y Le Monde, donde se desempeñó como crítico literario.
A partir de su llegada a Francia, la producción literaria de Bianciotti comenzó a crecer exponencialmente. Pero su trabajo no sólo se destacó por la cantidad, sino también por la calidad, pues en 1977 recibió el Premio Médicis Extranjero por su novela El tratado de las estaciones, que publicó ese mismo año.
A pesar de que la mayor parte de su vida escribió en español, Bianciotti amaba el francés y, por eso, tras nacionalizarse francés en 1981 y tomar la decisión de escribir solamente en francés en 1982, en 1985 publicó su primera novela en ese idioma, que lo llevó a conseguir el Premio Femina: Sans la miséricorde du Christ (Sin la misericordia de Cristo, en español). A partir de allí, su carrera, que había empezado a crecer notablemente en 1977 tras obtener el Médicis, terminó de despegar al punto tal de que, entre otros reconocimientos, en 1996 Bianciotti logró ser elegido miembro de la Academia Francesa de Letras, una distinción que sólo había logrado otro latinoamericano anteriormente: el cubano José María de Heredia.
La historia de Bianciotti es por demás interesante. Al igual que muchos otros artistas latinoamericanos de diversos rubros durante aquella época, Bianciotti dejó su país para perseguir sus sueños en Europa. Sin embargo, a diferencia de muchos de sus coterráneos, Bianciotti en Europa hizo una verdadera transformación: no sólo dejó atrás su tierra —de la cual verdaderamente quiso escapar—, sino también su lengua madre, que fue lo que, en definitiva, lo llevó a conquistar el objetivo que perseguía: consagrarse en el mundo de las artes. Y, a pesar de que para los hispanohablantes su nombre no sea conocido —incluso en la Argentina—, vaya que lo logró.
Imagen destacada: AFP.