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La merecida revancha de Maxi Moralez en Racing: retorno a casa y primer título

Muchos dicen que la vida no da segundas oportunidades. En el extremo opuesto, otros dicen que es mentira eso de que el tren no pasa dos veces por la misma estación. Todo es muy relativo y no se puede dar por cierta ni una cosa ni la otra, pero hay algo que sí es seguro: tarde o temprano, el deporte sí da revancha. Y particularmente el fútbol, que el pasado 20 de enero sumó otro capítulo en esa hermosa saga de las redenciones: el de Maximiliano Moralez y su primer título con la camiseta de Racing Club.

Tras vencer por 2-1 a Boca Juniors en Abu Dabi, la capital de los Emiratos Árabes Unidos, Racing se consagró campeón de la Supercopa Internacional 2022, torneo que jugó por haber levantado el Trofeo de Campeones a fines del año pasado. La justificación de la creación de este torneo, que es oficial, es totalmente discutible: es otro más de los tantos incomprensibles inventos que la AFA lleva a cabo desde que Claudio Tapia es su presidente. Sin embargo, lo que no es discutible es que Racing se quedó con el título —que se convirtió en su estrella número 39— y que, además, lo hizo siendo superior a su rival. Y en esa superioridad tuvo mucho que ver Maxi Moralez, que luego de 14 años retornó al club que lo formó.

El veterano jugador de 35 años, que está iniciando su tercera etapa en la Academia, fue de los jugadores más desequilibrantes de un Racing que siempre mostró más y mejores intenciones ofensivas que Boca. De hecho, el gol del empate blanquiceleste, que fue anotado por Johan Carbonero, llegó tras una notable asistencia de Frasquito, quien dejó solo al colombiano de cara al arco. Una de las tantas acciones de un Moralez que volvió por la puerta grande al club de sus amores, en donde una parte de su hinchada conservaba algunos rencores del pasado. Un resentimiento que no tenía ni pies ni cabeza para sostenerse, pero que estuvo latente durante muchos años.

Lo que ocurrió fue que en 2009 Moralez se marchó de Racing para vestir la camiseta de Vélez Sarsfield, en donde a la postre sería una figura trascendental para la obtención de dos títulos: los torneos Clausura 2009 —en el cual anotó el gol decisivo en el último partido del campeonato ante Huracán— y 2011. El futbolista oriundo de Granadero Baigorria se fue de Avellaneda tras brillar en el partido de vuelta ante Belgrano por la Promoción de 2008, en el cual anotó el único gol de un 1-0 que a Racing le sirvió para no descender de categoría. Un Racing que en aquel entonces era puro caos: se encontraba gerenciado por la empresa Blanquiceleste S.A. —que estaba a punto de irse para que la democracia retornara a la institución— y no contaba con ningún tipo de proyecto deportivo. En ese contexto fue que Moralez se fue a un Fortín que justamente era la contraposición de la Academia, pues tenía un proyecto institucional y deportivo serio, algo que se evidenció en los títulos que cosechó durante los siguientes años.

Moralez y el gol que en 2008 significó la permanencia de Racing en Primera. Video: VideosdeRacing (YouTube).

Moralez se alejó de Racing disgustado con una dirigencia desprolija que dos años antes lo había vendido a las apuradas al FC Moscú para obtener un necesario rédito económico. Sin embargo, aquella transacción con el club ruso no fue redituable ni para Racing ni para él: mientras que la Academia ingresó en sus arcas poco dinero por la venta a las apuradas de un futbolista que había brillado en el Mundial Sub-20 que la Argentina conquistó en Canadá, el jugador se fue a un fútbol poco competitivo que lo alejó de los radares y al cual nunca se pudo adaptar, motivo que propició su retornó a Avellaneda a préstamo por seis meses.

La forma abrupta en la que Moralez se fue de Racing para pasar a otro club del fútbol argentino no le gustó nada a algunos hinchas académicos que luego, ya con un mal concepto del jugador que había surgido de las inferiores, se tomaron a mal unas declaraciones realizadas tras su desembarco en Vélez. «Yo vengo de un equipo grande a otro grande, quizas con diferentes objetivos pero con las mismas ganas de pelear arriba», dijo en aquel entonces Frasquito, que sólo pintó la realidad: Racing en ese momento estaba viviendo una de las tantas crisis institucionales que marcaron su historia y sólo aspiraba a permanecer en la Primera División, mientras que el Fortín se estaba preparando para luchar por el título. Una verdad que a muchos le dolió y que derivó en un encono incomprensible con quien era un jugador brillante en una Academia que en ese período no acostumbraba a tener futbolistas de ese calibre ni en sus divisiones juveniles ni en su primer equipo. Y eso sin mencionar que, tras volver de Rusia, Moralez fue clave para que Racing no descendiera por segunda vez en su historia.

Mientras Moralez vistió la camiseta de Vélez, el repudio de una gran parte de los hinchas de Racing se hizo sentir cada vez que ambos equipos se cruzaban. Algo que quedó en evidencia cuando en 2010 el mediocampista anotó de tiro libre ante su ex equipo justamente en el Presidente Perón, que inmediatamente se llenó de silbidos incluso cuando el jugador no sólo no gritó el gol, sino que, además, pidió perdón por ello.

Tras su paso por Liniers, el 10 volvió a llevar su cerebral juego al exterior y esta vez sí pudo asentarse: fue figura de un Atalanta que empezó a estar en los primeros planos italianos y, tras un breve paso por el León mexicano, recaló en el New York City estadounidense, club en el cual se volvió todo un referente tras conducirlo a conquistar la MLS por primera vez en su historia.

«Frasquito» con el trofeo de la Supercopa Internacional 2022, su primer título en Racing. Foto: Diario Primera Línea.

Justamente desde la institución neoyorquina se produjo el tan ansiado retorno de Maximiliano Moralez a Racing. Una vuelta ansiada no sólo por él y por su familia, que son declarados simpatizantes del cuadro de Avellaneda, sino también por todos aquellos sensatos hinchas de la Academia que entendieron que el futbolista es un profesional que vive de su trabajo y que, además, también tiene ambiciones deportivas. Unas ambiciones que son propias de la esencia de cualquier deporte y que, en el momento de su aparición en el primer equipo, Moralez no podía satisfacer en un Racing que no era ni por asomo la institución ordenada que es actualmente.

«Tanto mis hijos como mi mujer son hinchas y socios del club, así que va a ser muy lindo para mí el hecho de que me vean en la cancha con esta camiseta y también en el día a día. Es algo que me pone muy feliz», dijo Moralez en la presentación que marcó su regreso a la Academia luego de 14 años. En 2009 se fue de Avellaneda siendo Moralito con unos jóvenes 21 años y ahora, en 2023, volverá a pisar el césped del Cilindro como el experto Moralez. A punto de cumplir 36 años, Maxi retornó ya convertido en Maximiliano, pero verlo levantar su primer trofeo con la camiseta de Racing —y con el 27 en la espalda, el número con el cual debutó— seguramente a muchos les recordó a ese Moralito que, con sus milimétricos pases filtrados y su exquisita pegada, merecía ver la gloria con la blanca y celeste.

Tal como ocurrió con Diego Milito y con Lisandro López, que volvieron a su casa para sumar estrellas, ahora le tocó a él. A Frasquito, otro hijo pródigo de las entrañas del club que en los Emiratos Árabes demostró que, a pesar de la edad, todavía tiene buen fútbol para dar. Volvió a su hogar para gritar campeón y ya en su primer partido lo logró, por lo que, independientemente de lo que ocurra a partir de ahora, su cuenta en Racing ya está saldada. Y era justo que así fuese.

Imagen destacada: Clarín.

Periodista y escritor. Me gusta contar historias.

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