Literatura,  Mis historias de Europa

La personalidad de Ana Frank, la joven detrás del famoso diario

El diario de Ana Frank es el nombre por el que se conoce a una de las obras que sobrevivieron a los innumerables bombardeos que se produjeron durante la Segunda Guerra Mundial. Es un documento que detalla muchas de las atrocidades que el pueblo judío debió sufrir durante ese oscuro período de la humanidad, pero lo que sorprende no es sólo la crudeza de las palabras que hay en él, sino el hecho de que las haya escrito una joven de 13 años.

Ana Frank, una alemana judía que para 1942 residía junto a su familia en Ámsterdam tras exiliarse de la Alemania nazi, debió esconderse en el anexo oculto de un edificio de la capital de los Países Bajos cuando el régimen de Adolf Hitler puso aquel país bajo su mando. Su encierro forzado por el miedo a ser llevada a un campo de concentración comenzó el 6 de julio de 1942 y, a partir de allí, sus vivencias junto a su familia y otros judíos que también se refugiaron en el anexo quedaron registradas en un diario que había recibido pocos días atrás como regalo de cumpleaños.

«Aquel que es feliz puede hacer dichosos a los demás. Quien no pierda el valor ni la confianza, jamás perecerá en la calamidad».

Ana Frank (7 de marzo de 1944)

La falta de comida y medicamentos, el hacinamiento y la angustia de la incertidumbre son algunas de las tantas situaciones que Ana detalló en su diario a lo largo de más de dos años, pero lo que verdaderamente llama la atención son las profundas reflexiones de una niña que estaba en plena transición a la adolescencia. El sexo, el amor, la felicidad, la religión, la guerra y la muerte son algunas de las temáticas en las cuales Ana dejó plasmadas sus inquietudes y opiniones, que también fueron mutando con el paso del tiempo y la llegada de una madurez que seguramente se vio acelerada por los acontecimientos que la guerra le obligó a vivir.

En relación con esas inquietudes mostradas a través de sus escritos, Ana también inmortalizó en su diario el deseo de convertirse algún día en una reconocida periodista y escritora, e incluso además del registro de sus días la joven alemana llegó a escribir unos cuentos que hoy se encuentran exhibidos junto al diario en el Museo de Ana Frank de Ámsterdam, un espacio que abrió sus puertas en 1960 en el edificio en el que Ana y su familia permanecieron escondidos.

«Jamás creeré que únicamente los poderosos, los gobernantes y los capitalistas son responsables de la guerra. No. El hombre de la calle también es responsable. Si no, los pueblos hace rato que se hubieran rebelado».

Ana Frank (3 de mayo de 1944)

«Nunca supe que mi pequeña Ana era tan profunda», dijo Otto Frank, el padre de Ana, quien fue el responsable de publicar las memorias de su hija en 1947, dos años después de la finalización de la guerra. Ana fue asesinada en 1945 y los sueños que tenía en mente no pudieron concretarse, pero gracias a su padre —que fue el único superviviente de todos los que se escondieron en el anexo— hoy su legado continúa intacto. Una decisión que no sólo le hizo justicia a ella, sino que también contribuyó a la humanidad entera.

Imagen destacada: Martín Bugliavaz.

Periodista y escritor. Me gusta contar historias.

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