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Marie Tussaud y el museo de cera de Ámsterdam

Ámsterdam es una ciudad impactante. Como ejemplos están sus prolijos canales con agua del río Ámstel, sus casas de arquitectura similar pero con colores distintos y pintorescos, la enorme cantidad de bicicletas dando vueltas por las estrechas callecitas o el llamativo y sexual Barrio Rojo. Pero eso no es todo.

En la capital de los Países Bajos también hay otros atractivos que, aunque son menos conocidos, son igual de dignos de visitar. Uno de ellos es el Museo Madame Tussauds, donde se pueden encontrar figuras de cera de diferentes personalidades destacadas. Un lugar donde se puede encontrar una expresión distinta de arte.

El museo visto desde la Plaza Dam. Foto: Martín Bugliavaz.

LA HISTORIA NECESARIA: QUIÉN FUE MADAME TUSSAUD

Su nombre de nacimiento era Marie Grosholtz y su origen es incierto. Si bien ella en sus memorias aseguró que nació en Berna, la capital de Suiza, los registros señalan que nació en la ciudad francesa de Estrasburgo.

Lo que sí es seguro es que, tras la muerte de su padre, debió salir adelante junto a su madre, quien decidió radicarse en Berna. Fue así como allí llegó a ser la ama de llaves del cuñado de su madre, Phillippe Curtius, un cirujano que había aprendido a realizar cuerpos de cera para enseñar anatomía.

Madame Tussaud inmortalizada en el museo de Ámsterdam. Foto: Martín Bugliavaz.

Trabajando para él, Marie aprendió el arte de crear con la cera y desarrolló un talento que derivó en que Curtius le diera más tareas para hacer y luego se la llevase a París, donde montó una exhibición. Sin embargo, en en esa ciudad no viviría los momentos más felices de su vida.

Porque su estadía en la capital francesa se dio a finales del siglo XVIII, cuando allí estalló la Revolución Francesa que terminó con el asesinato de la monarquía completa, con el rey Luis XVI como figura sobresaliente. Junto con Curtius, Marie esculpió en cera réplicas de muchos miembros de la realeza, lo que significó para ella el traslado al Palacio de Versalles por pedido de la princesa Isabel, la hermana menor del rey.

Aunque tamaño honor en un principio fue algo totalmente positivo, en poco tiempo se transformó en algo que pudo haberle costado la vida, pues al estar relacionada con la monarquía estuvo a punto de ser ejecutada en la guillotina. Sin embargo, gracias a la gestión de Curtius, quien era un hombre de negocios importante y respetado, logró sobrevivir con la condición de que preparara máscaras mortuorias de los monarcas guillotinados. Fue así como Marie salvó su vida haciendo bustos de cera que luego los revolucionarios lucirían con orgullo en sus marchas por las calles parisinas como muestra de su triunfo ante la realeza.

Ya en un nuevo siglo y con un nuevo apellido tras casarse con un ingeniero francés llamado François Tussaud, en 1802 Marie se trasladó a Londres. En la capital británica, y luego de varias vaivenes, la artista francesa se asentó definitivamente y encontró la prosperidad gracias a sus figuras de cera, que adquirieron más notoriedad porque Gran Bretaña estaba en guerra con el Imperio francés de Napoleón, a quien ella había hecho en cera.

Fue en Londres donde nació el Museo Madame Tussauds —aunque en un principio se llamó «El bazar de Baker Street» y luego «Madame Tussaud e hijos»— y desde allí se expandió para todo el mundo, con varios centros en los Estados Unidos, en Asia y en otras ciudades europeas, donde se destaca el de Ámsterdam.

EL MUSEO DE ÁMSTERDAM

Fue uno de los primeros lugares que visité al llegar a la capital de los Países Bajos, luego de recorrer los famosos canales. A pesar de que durante un tiempo consideré un error no haber visitado la sede central en Londres —por motivos logísticos en la planificación del viaje—, luego de un tiempo acepté que fue una buena decisión haber conocido el museo de Ámsterdam.

Primero, porque tiene sus particularidades que lo hacen único, como la presencia de figuras relevantes de los Países Bajos como el pintor Vincent van Gogh, el DJ Armin van Buuren o Ana Frank, la niña alemana de raíces judías que sobrevivió al Holocausto ocultándose en Ámsterdam.

Pero, además, porque el lugar tiene una vista privilegiada de la ciudad. Ubicado sobre la Plaza Dam —la más importante de Ámsterdam—, el museo cuenta con un mirador en la parte más alta de su edificio y desde allí se puede tener una vista panorámica de la metrópolis, con la plaza como punto más cercano o los canales con agua fluyendo en el el horizonte. Unas fotos que nutrieron considerablemente mi galería.

En cuanto al contenido, es necesario decir que posee figuras destacadas y muy bien logradas. Aunque en tamaño es menor a su hermano londinense, el museo se da el lujo de tener esculturas de figuras como Lionel Messi, Rafael Nadal o Sebastian Vettel dentro del mundo de los deportes; a Michael Jackson o Justin Timberlake como representantes de la música; a Marilyn Monroe, Daniel Craig, Johnny Depp o George Clooney como estandartes del rubro del cine; a los reyes Guillermo y Máxima; y también una amplia sala dedicada por completo a los héroes de Marvel Comics conocidos como «Vengadores».

Sin lugar a dudas, para tener una experiencia completa es importante visitar el Madame Tussauds de Londres, pero no por eso hay que dejar pasar la oportunidad de visitar los demás. El de Ámsterdam es un ejemplo de eso y, si se visita la ciudad neerlandesa más importante, pasar por el museo de cera es un must que vale la pena tener en cuenta.

Imagen destacada y galerías: Martín Bugliavaz.

Periodista y escritor. Me gusta contar historias.

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