
«Palabras en las paredes del baño»: esquizofrenia, bullying y amor
Hoy en día el bullying se convirtió en un serio conflicto para muchos niños y adolescentes de distintas partes del mundo. Afortunadamente, muchos gobiernos han tomado la decisión de establecer medidas para afrontar esa problemática que cada día se ve más reflejada en la cultura popular. Y Palabras en las paredes del baño es uno de esos tantos ejemplos que contribuyen a visibilizar la causa.
Publicada originalmente como novela en 2017 y llevada a la pantalla grande en 2020, Palabras en las paredes del baño cuenta con una historia original por diversos motivos. Por un lado, porque el bullying no es retratado a través de cuestiones racistas o clasistas, algo que se ve habitualmente en los productos estadounidenses; por el contrario, la obra de la escritora norteamericana Julia Walton aborda los abusos y la discriminación que sufre Adam Petrazelli, un adolescente que padece esquizofrenia paranoide.
Y la enfermedad de Adam es la otra pata de esa originalidad que hace especial a la trama, pues en ella se van describiendo los distintos síntomas que Adam experimenta: alucinaciones —que incluyen la aparición de tres amigos imaginarios—, depresión, delirio y una paranoia que no sólo le generan burlas en la escuela, sino también problemas en su hogar, que está integrado por su madre, Beth, y el nuevo marido de ella, Paul.
Palabras en las paredes del baño, que en su versión literaria es la narración del propio Adam en un diario íntimo, llegó al cine en agosto de 2020 de la mano del director alemán Thor Freudenthal. La cinta, que dura 111 minutos, está protagonizada por Charlie Plummer en el papel de Adam y Taylor Russel en el papel de Maya Arnez, personaje del cual Adam se enamora y que juega un rol importante en la historia, pues es el lugar en el cual ellos se conocen el que le da el nombre a la historia: un baño de la escuela que está clausurado y que tiene sus paredes repletas de inscripciones realizadas por los estudiantes en el cual Maya ofrece clandestinamente sus servicios académicos para realizar las tareas de todos aquellos que le paguen. Es allí donde nace una relación que comienza con la ayuda que Maya le da a Adam con sus deberes escolares, que continúa con el descubrimiento de los distintos problemas que los afectan a diario —Maya tiene dificultades económicas y debe trabajar para mantener a su familia— y que culmina con la consumación de un amor a través del cual ambos se apoyarán mutuamente sin importar el serio trastorno mental que complica la vida de Adam.
La película tuvo en general una crítica positiva, a pesar de que recibió comentarios negativos por presentar algunos de esos típicos clichés que no suelen faltar en toda película estadounidense en la cual los adolescentes son protagonistas. Sin embargo, casi nadie duda a la hora de ponderar el mensaje que transmite la historia, que presenta un trastorno serio como lo es la esquizofrenia de una manera divertida que, de todas formas, no omite los momentos dramáticos. Un mensaje que tiene que ver justamente con esa dualidad de las risas y los llantos que vive Adam, cuya resiliencia lo lleva a intentar superar sus miedos y su enfermedad. Palabras en las paredes el baño es eso: una prueba de la resiliencia. Una prueba de que, cuando se quiere salir adelante, pocas cosas hay que puedan hacer frente a la voluntad.
Imagen destacada: LD Entertainment.

