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Sofía Stavrou: «‘Soy de Grecia’ soy yo, nació cuando me reinventé»

¿Cuántas cosas que nos hacen sufrir debemos tolerar en nuestras vidas? ¿Cuántas veces elegimos hacer cosas que no nos gustan sólo porque son las que creemos correctas? ¿En cuántas ocasiones dejamos de lado nuestra felicidad para subirnos a bordo de un barco que no nos llevará a ningún puerto?

Esos interrogantes han marcado las vidas de muchas personas que, a la corta o a la larga, dejaron de posponer sus sueños para aventurarse en una vida con un camino más espinoso, pero también más satisfactorio para el alma. De eso puede dar cátedra Sofía Stavrou, una joven escritora argentina de ascendencia griega que actualmente escribe para La Nación y OHLALÁ! luego de dejar atrás una pesada mochila con la cual cargaba: la de la infelicidad.

¿Por qué el detalle de sus raíces helénicas? Porque Grecia fue un actor importante en ese guion que marcaría la nueva vida de Sofía, quien tras recibirse de abogada y ejercer una profesión que no satisfacía su espíritu, decidió irse de viaje por seis meses y crear un blog que hoy es una marca registrada dentro de los sitios especializados en viajes: Soy de Grecia.

Hija de Mario, un argentino de padres griegos que volvió al país tras haberse ido a los 6 años a Grecia, Sofía experimentó en la nación europea un cambio que marcaría su vida. Porque allí arribó luego de despedirse de aquello que hacía sus días amargos, pero también porque en ese lugar se reencontró con mucho más que la tierra donde visitaba todos los años a su familia desde pequeña. Allí, en Grecia, no sólo encontró una insignia para empezar a hacerse un camino en el mundo del periodismo de viajes, sino que también se encontró con ella misma. Y de eso habló en una entrevista exclusiva con este sitio.

Sofía en el Partenón de Atenas, la capital griega. Foto: Mariana Carletti.

GRECIA: MAGIA Y ORIGINALIDAD

¿Cómo es ser argentina con raíces griegas? ¿Qué costumbres de Grecia que tenés arraigadas desde chica podrías mencionar?

Desde que tengo memoria, mi papá, que es quien tiene ascendencia griega, trató de inculcarnos un montón de sus costumbres. Desde el saludo de la mañana —que en vez de buen día era kalimera— hasta las Pascuas, donde se pintan huevos de color rojo —que simboliza la sangre de Cristo— para que después de comer todos los comensales los choquen y al que no se le rompe es el que tendrá mejor suerte ese año. También las comidas, porque mi mamá aprendió las recetas griegas de mi abuela paterna. Cuando tenía 6 o 7 años mi papá nos puso a mis hermanos y a mí una profesora particular para aprender griego, a pesar de que él ya nos hablaba. Después también el baile griego, que a él le encantaba y nos enseñaba los pasos. Y, por supuesto, se escuchaba música griega en casa.

Crecí mamando toda esa cultura de mi papá pero en la Argentina, algo que para mí era extraño porque no es una nacionalidad muy común en el país. En ese momento, unos 25 años atrás, por ahí Grecia no estaba tan ubicada en el mapa cuando hablaba con alguien y sonaba exótico, por lo que a mí me parecía raro. Mismo el idioma, con otro alfabeto y que suena distinto. Me sentía como un bicho raro y fue recién de grande cuando conecté realmente con las raíces griegas por elección y conocí bien la historia de mi papá y de mis abuelos. Pude comprender la tristeza que tenía mi papá de sentirse como desterrado, es decir, vivir en la Argentina pero tener su amor en Grecia. Me amigué con esas raíces y las honré y expandí con todo lo que creé con Soy de Grecia.

¿Sabés hablar y escribir en griego fluidamente?

Sé hablar, la escritura ya la perdí. Mi griego está oxidado, ja. Cuando era chica la maestra particular a mis hermanos y a mí nos enseñaba de todo y nos tomaba prueba, pero hoy la escritura la perdí porque nunca más la practiqué. Al hablar entiendo todo, pero en eso también estoy oxidada porque cada vez que voy para allá hablo más español que griego, ya que mi familia también habla español. En ese sentido me malacostumbraron.

Sofía en Santorini, una de las islas más turísticas de Grecia. Foto: Mariana Carletti.

¿Cuáles creés que son los errores y/o mitos más frecuentes en la Argentina sobre Grecia?

Uno de los errores es pensar que sólo existen Mýkonos y Santorini, que, si bien son divinas, son también las islas más turísticas y más caras. Hay 200 islas más que están preparadas para el turismo que son espectaculares.

Otro error es pensar que Atenas no vale la pena. Muchos argentinos se hospedan en zonas de Atenas que son muy feas e inseguras sólo porque es más barato y se quedan con esa impresión, cuando en realidad es una ciudad increíble que tiene lugares culturales, históricos y modernos. Hoy en día es tendencia y está buenísima.

¿Qué podrías destacar de Grecia más allá de lo que generalmente es más conocido?

La actitud de celebración de la vida que tienen los griegos, algo que ves en las islas cuando conocés a la gente local. Una actitud constante que es contagiosa e inspiradora. También que hay islas que son súper autóctonas y casi nada turísticas para los argentinos, como Folégandros, Serifos, Sifnos o Symi, que está en el lado de la costa que linda con Turquía. También toda la costa del Jónico, donde hay islas espectaculares que no se conocen tanto en la Argentina y que son para tener en cuenta porque, como dije antes, no todo es Mýkonos o Santorini.

Con una Argentina que siempre es difícil para vivir, ¿pesaste o pensás radicarte en Grecia?

Si lo pienso, me imagino que será cuando sea viejita. En una casa en una isla y espero que mi marido también me acompañe en ese momento, ja. Es como muy soñada mi visión de vivir en Grecia, pero no es una posibilidad que haya pensado para ahora. Si bien amo a Grecia y me encanta ir porque me gusta mucho disfrutar de sus islas y de ver a mi abuela y a mi familia, creo que, aunque no lo parezca, hay muchas más oportunidades laborales o educativas acá en la Argentina que allá. En todo caso pensaría en otra ciudad de Europa, pero no en Atenas y sus alrededores. Así que si pensara en radicarme en Grecia, sería ya de viejita en una casita en alguna de mis islas preferidas con vista al Mediterráneo para disfrutar de mis últimos años de vida así.

Después de crear Soy de Grecia y aceptar tus raíces griegas, ¿te sentís más griega que argentina o eso no cambió para nada?

Creo que siempre convivo con esta dualidad que un poco es como la que tenía mi papá. Tengo pasaporte griego, tengo pasaporte argentino y la verdad es que me encanta decir con orgullo que “Soy de Grecia”, ja, cuando por ahí antes era algo que me parecía raro o me daba vergüenza. Y cuando viajo me encanta decir que soy argentina y contar cómo es mi país. Convivo con estas dos nacionalidades desde chica y me gusta.

Sofía disfrutando de otra de sus pasiones: la lectura. Foto: Mariana Carletti.

EL CAMBIO DE RUMBO

Una de tus verdaderas pasiones es la escritura. ¿Cuál fue el click que hizo que te dieras cuenta de que tenías que dedicarte a eso y dejar la abogacía de lado?

El click se dio cuando trabajaba para Visa, porque realmente me sentía muy infeliz. Los días no tenían sentido porque al trabajo que hacía no le encontraba sentido. No hacía nada creativo. Llegaba a casa después de 10 horas de trabajo y sólo quería comer y dormir. Y después el quiebre se dio durante el gran viaje que hice. Pero la realidad es que siempre me apasionó leer y escribir. Siempre supe que ese era mi talento, pero hasta ese momento nunca me lo había planteado como para que fuera algo serio y así dejar de lado la abogacía.

¿Cómo fue que pasaste de ser abogada a escribir para un medio tan importante y difícil de acceder incluso para periodistas como lo es La Nación?

El cambio fue escalonado. En el medio hubo un proceso de mucha frustración porque fue empezar de cero, sin experiencia en el rubro y con un desconocimiento total acerca de cómo era trabajar de esto. Lo tenía muy idealizado y me fui chocando la cabeza contra la pared muchas veces.

Yo me puse como meta La Nación, que era como mi zanahoria. Pero en el medio iba escribiendo para cualquier medio relacionado con viajes que existiese. Por más chiquito y poco conocido que fuese, a mí me servía porque era una manera de mostrar mi trabajo publicado en un medio, y también de ganar experiencia y ver de qué se trataba todo eso.

Yo quería escribir en OHLALÁ! e iba armando mis sumarios y mis propuestas. Contactaba a las editoras, que no me respondían. Así estuve un año, insistiendo, cambiando las propuestas, pensando nuevos sumarios, siendo cada vez más creativa y tratando de que mis propuestas fuesen cada vez más atractivas. Nunca me rendí, yo quería escribir ahí y lo iba a lograr. Sabía que era cuestión de tiempo. Hasta que en un momento gustó lo que propuse. Yo había hecho un viaje a La Habana, así que le mandé la propuesta a la editora y le encantó. En ese momento justo estaba en auge La Habana porque Cuba había abierto las fronteras con los Estados Unidos y hasta habían ido allí los Rolling Stones. Esa fue mi primera nota y después me incorporaron como redactora del staff de colaboradores y firmé contrato. Fue un hito muy importante en mi proceso de cambio.

Yo dudé mucho acerca de estudiar una nueva carrera, como periodismo o comunicación, porque cuando mostraba mis trabajos en editoriales pensaba que no me iban a tomar en serio porque no era periodista o porque no tenía una carrera afín. Pero hice durante más de 10 años talleres y seminarios con escritores y periodistas súper conocidos, y también hice una clínica de un año con dos periodistas de Clarín, que fue como mi gran escuela. Hablando con ellos les pedí su opinión y me aseguraron que no necesitaba estudiar una carrera con la formación que ya poseía, es decir, habiendo estudiado abogacía y con el talento que tenía para escribir. Me motivaron a confiar en eso y por suerte así lo hice. Igual me quedé con ganas de estudiar comunicación o periodismo, eh, porque soy una ñoña y me encanta estudiar.

Sofía en la blancura total de la isla de Mýkonos. Foto: Mariana Carletti.

SOY DE GRECIA, EL ESPACIO PARA LA RECONSTRUCCIÓN PERSONAL

Soy de Grecia nació con la idea de ayudar a las personas de habla castellana a conocer más de Grecia y también para tener un espacio donde escribir. ¿Cómo se fue convirtiendo en la marca reconocida que es hoy? ¿Aplicaste estrategias para difundir el contenido o simplemente dejaste que fluyera y que la gente se acercara?

Yo fui directamente al nicho. En un principio había pensado en hacer un blog de viajes, pero luego pensé: “Blog de viajes hay cantidad, ¿por qué no me especializo en el destino que mejor conozco, Grecia, que es como mi segunda casa?”. Y la verdad es que funcionó bien porque no existía en ese momento un blog dedicado especialmente a Grecia en la Argentina. Además, achiqué todavía más el nicho al hablarle a un público femenino, que es con el que más cómoda me siento y también porque todas mis amigas me pedían consejos para viajar a Grecia. Así que me dije: “Voy a hacerlo como si se lo estuviese contando a una amiga”. Yo creo que eso me ayudó muchísimo a posicionarme.

Lo primero que hice fue crearme un blog súper básico para tener una plataforma donde escribir mis notas sobre Grecia y compartirlas. Para eso, además, creé la cuenta de Instagram para difundir el contenido. Primero fue el blog y luego el Instagram como canal de difusión, así que esa fue mi primera estrategia. La verdad es que fue súper orgánico el crecimiento porque en ese momento Instagram era súper nuevo y no era lo que es hoy, donde cuesta más el crecimiento orgánico. En ese momento, si tenías un buen contenido Instagram te destacaba. El boca a boca también fue importante.

Por otra parte, con el tiempo me di cuenta de la importancia de la calidad del contenido, entonces cada vez empecé a pulirlo más para que fuese lo mejor que podía crear. Y eso solito fue atrayendo tanto a las marcas con las que empecé a trabajar como a los propios usuarios, a los cuales les gustaba lo que encontraban.

Y a nivel profesional, ¿cómo fue el paso de escribir sobre Grecia por hobby a dedicarte hoy, entre otras cosas, a organizar viajes allí?

En ese momento estaban en auge los viajes de mujeres. La verdad es que yo no tenía eso pensado y, a pesar de que las chicas me empezaron a preguntar si organizaba viajes, yo no quería saber nada porque no era a lo que yo me dedicaba. Pero en un momento me dije: “Si yo viajo todos los años a Grecia, ¿por qué no voy con un grupo y armo un viaje?”. Y así fue. Creo que eso también fue una estrategia para posicionar mejor a Soy de Grecia y hacerme más conocida. Al año siguiente el viaje se vendió solo porque las chicas ya habían visto cómo fue el primer viaje y hasta hubo lista de espera. Ya para el tercero me planteé si seguir haciéndolo porque implicaba mucho laburo, ya que yo era la que diseñaba todo: hoteles, comida, el regalo que te esperaba en la habitación, los ferries. Todo. La verdad es que era algo que me demandaba medio año de trabajo y hasta a veces más, así que entre eso y que también quedé embarazada, prioricé la familia.

Lo que sí sigo haciendo es un servicio de travel planner para parejas, familias o viajeros solos, para los cuales organizo un itinerario a medida de su estilo y también de su presupuesto. Hay mucha demanda de clientes de afuera, como por ejemplo de España y Colombia, que llegan de manera orgánica porque el blog está muy bien posicionado en Google dentro de aquellos de habla hispana.

Hoy, mirando hacia atrás, ¿qué significó Soy de Grecia para vos en tu vida?

Fue un punto de quiebre. Por un lado, por reconocer, valorar, honrar y expandir mis raíces. Por el otro, por el valor de tener algo propio, es decir, Soy de Grecia soy yo. Fue la posibilidad de reinventarme porque nació cuando yo me reinventé personalmente. Representa eso.

Sofía en las cristalinas aguas de la isla de Zakynthos. Foto: Soy de Grecia.

Está claro que, muchas veces, lanzarse a perseguir los sueños es difícil. Pero difícil no es imposible, y Sofía Stavrou es un gran ejemplo de ello. Hoy, luego de atravesar tormentos emocionales y profesionales, puede sonreír al vivir de lo que ama y, así, decir con más orgullo que nunca que es de Grecia.

Imagen destacada: Mariana Carletti.

Periodista y escritor. Me gusta contar historias.

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